Una utopía bastante distópica. Un mundo feliz.
Aldous Huxley
publicó en 1932 Un mundo feliz y nos anticipa una visión distópica del mundo en
un futuro próximo.
La leí hace más de 50 años y en aquella ocasión me pareció
algo más utópica, hoy, visto lo visto, me ha inquietado, si ello aún es
posible, un poco más distópica.
Estamos ante una obra visionaria y
anticipatoria que impactó y aun impacta la literatura del género. Sus
predicciones sobre el uso de drogas, el Soma, algo así como un Prozac empleado
para evitar la infelicidad, la sociedad de consumo, la consolidación de clases
sin posibilidad de permeabilidad social, los avances sanitarios que prolongan
la vida, la fecundación in vitro, la clonación la trivialización del sexo, la
deshumanización de las relaciones familiares. Están ahí de algún modo
anticipadas.
Anticipadas también la manipulación del individuo, e empleo masivo
de los medios de comunicación y del ocio en orden a mantener a la colectividad
adormecida.
Los avances de la robótica, la despersonalización en ordena a
uniformizar masas y confirmar estamentos estancos mediante una formación
conductista, la transformación de la democracia en un estado de un despotismo
ilustrado y manipulador está ahí.
Inquietante. La leí hace más de 50 años y en
aquella ocasión me pareció mas utópica, hoy visto lo visto me ha inquietado, si
ello aun es posible, un poco más.
©
TO+
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