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sábado, 4 de marzo de 2017

LA SEÑORA DALLOWAY. Una genialidad de Virginia Woolf.





Bueno ya he terminado de leer esta gran novela de Virginia Woolf. Y he quedado gratamente sorprendido por: La profundidad del análisis de los personajes, el tratamiento del tiempo del relato, transcurre en menos de una jornada tras la Gran Guerra (I Mundial) y la descripción minuciosa de su tiempo, su Londres y el drama humano de cuantos se preguntan si acertaron cuando dieron a su vida este o aquel rumbo.

Publicada en 1925 plasma la obsesión por lo que hacemos de la vida o lo que debimos hacer. Aparece también la cuestión del saber envejecer, el estrés postraumático del héroe de guerra y la obsesión por el suicidio (Cristina Woolf se suicidó). La acción transcurre en Londres a principios de la década de los años veinte y tiene un aire de drama romántico trabajado, eso sí, por una orfebre del relato dotada de una gran capacidad de análisis. La Woolf nos narra apenas un día de la primavera londinense en la vida madura de su personaje central Clarissa Dalloway. 

Clarissa que vive en un aparente mundo de color de rosa acomodada a la sombra de su esposo. Clarissa recibe la visita del pasado. La visita de un antiguo amigo, un galán enamorado frustrado de su juventud tras décadas de no verle. Y ello, además, ocurre el día en que ella dará una fiesta. 

El reencuentro con su antiguo enamorado le hará recapacitar sobre las decisiones que tomo y ha tomado a lo largo de su vida. Y le hará recordar tiempos y vivencias de otro tiempo. Algo que Virginia Woolf logra con técnica magistral en un continuo ir y volver del pasado al presente.

 ¿Acertó cuando optó por su actual marido? ¿Se equivocó al renunciar al otro pretendiente, antítesis de su esposo? ¿Realmente sabemos si somos dueños de nuestro destino? ¿Realmente lo decidimos?

Es curioso, los dos personajes centrales Clarissa y Peter no dejan de ser dos tipos superficiales. esnobs, sobre todo ella, viviendo en una burbuja y el en el recuerdo. 

Virgina Woolf -que siempre fue una depresiva, cuentan, no pierde la ocasión de fustigar a la clase médica de la época, como, así mismo, dota de carácter de personaje al Londres de la época.


                                                              © TO+

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