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sábado, 4 de marzo de 2017

LA BUENA LETRA.... Genial Chirbes....







Releyendo la obra. Genial en su sencillez. Gran relato de la inmediata posguerra en la Marina Alta, (país Valençià) á) España. Cada vez me gusta más y le veo más apuntes de lo que escribirá Chirbes posteriormente (Crematorio, En la orilla). Porque trasciende el momento. 

El sacrifico femenino en toda postguerra, el sacrificio de la mujer deseada, su batalla por salir adelante  inmolándose, entregándose a la hoguera del falso desarrollismo de los años 60/70 y la burbuja inmobiliaria en ciernes.

"La buena letra es el disfraz de las mentiras". Chirbes... dixit. 

El relato se cimenta sobre las ideas:
El sacrificio de las mujeres en la post guerra civil.
La facilidad con que unos empezaron a confraternizar con el vencedor.
La miseria como como caldo de cultivo del desamor y la corrupción.
El recuerdo: ES toda una persecución que nos identifica.
El principio de una recuperación sin principios... es la burbuja que vendrá...

Novela corta, relato de una historia familiar y sus recuerdos. La protagonista retrocede con la lucidez que da el paso del tiempo y nos la cuenta. Revive un pasado causado por la guerra incivil, la represión y el desengaño del Franquismo.

Muy buen retrato de una época muy dura, en la que los distintos miembros de la familia se veían obligados a compartir, como perdedores, la miseria, techo, penuria y escasez de la represión franquista.

Chirbes nos trae la voz de una mujer. El prototipo de toda una generación de mujeres abnegadas y sufridoras. 

Resulta conmovedor el reflejo de la soledad y el aislamiento de las mismas en ese tiempo. Mujeres que se olvidaban de ellas mismas para volcarse en los demás, marido, padres, suegros, hijos vecinos y desheredados.

La amarga vida de la narradora puede resumirse en una única palabra: ingratitud. Sus hijos -aquellos por los que tanto ha luchado- y culmina con aquellos que el final quieren tirar su casa ('solar' la llaman ellos despreciandola) para hacer un bloque de pisos.

Como dice el propio autor, cuando se tira una casa se pierde la memoria, la vida de su inquilina y la memoria de cuanta vida albergó… 

Y llega la burbuja inmobiliaria, que aun dura.



                                                                         © TO+



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