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lunes, 20 de febrero de 2017

CLARO QUE TERMINE DE LEER A CELINE...


Y creo que pese a que las segundas y terceras etapas de su novela, la selva y la sordidez del colonialismo de la época, o el deslumbramiento de la aventura USSA, le reencuentro en lo que domina.

Si, el París de entreguerras, la miseria de las barriadas periféricas de la Ciudad de la Luz. Trasciende la condición de una clase obrera y un pueblo alienado larvando la catástrofe.

La crítica a la clase médica, a la parafernalia de los gurús de la psiquiatría, la demencia de su amigo, alter ego destrozado por la experiencia guerrera, son, al fin, la guinda de un pastel. 

A mi me ha servido para hacerme una idea de la Francia de entreguerras, un alegato anti "belle époque" y una denuncia de las consecuencias del absurdo de la guerra a nivel personal. 

En cualquier caso... recomendable, claro que sí.

                                                               © TO+


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